Hace 25 años cerraba una etapa inolvidable
Épocas que no volverán. El 8 de Marzo de 1992 se corría por última vez en Tandil, uno de los escenarios más convocantes de los carreteros. Un particular recuerdo del semipermanente serrano.
¡Te acordás hermano, que tiempos aquellos! Épocas que no volverán.
Veinticinco años atrás, la máxima categoría cerraba un ciclo histórico en las sierras. Más de catorce años de plena actividad en el coqueto trazado serrano, uno de los más cautivantes del pais. El Nürburgring argentino, reducto por encima de los 32 kms de recorrido, transitaba un paisaje soñado, y una topografía con todas las variantes posibles.
17 ediciones de la clásica Vuelta de Tandil se vivieron en el emblemático lugar, y 4 competencias especiales (ACTC, Lobería 2 veces, y B. Juarez).
Roberto Mouras fue el más ganador en el circuito tandilense con 4 conquistas, el «Pincho» Castellano y Juan María Traverso ganaron en 3 oportunidades.
El último capítulo tandilense, deparó una jornada inolvidable, con casi 80 máquinas, una carrera con alta temperatura, suspenso y golpes de escena.
No era para menos, un «tramo» rico de la historia del automovilismo en Tandil clausuraba una etapa fascinante. El marplatense Juan Manuel Landa inscribía su nombre en aquel segundo domingo de Marzo, seguido por el «Chueco» Romero, y los tandilenses Fabián Acuña y José «Pepino» Malisia dirimiento ambos, un lugar en el podio. Los cuatro encerrados en algo más de once segundos, «viajando a fondo» nada menos que 258 Kms.
Una fecha inolvidable para los teceistas, para los que recuerdan el folklore de los carreteros, los que celebraron o escucharon las lides en el descenso de Belén, o en la «Vivorita», en la variante de Montecristo, y de aquellos que disfrutaron esa magia inexplicable de la ruta.
(Foto: El Buho)