Juan Gálvez en el mítico circuito de Tandil
Por Luis Orlando Sanchez.
Luego de dos ediciones en el trazado de la Amistad, el Tandil Auto Club puso en marcha un enorme desafío, correr la clásica competencia en un trazado más corto, cerca de la gente y con mejor control del público. El 7 de Diciembre de 1952 se ponía en marcha un nuevo sueño para los serranos, la tercera Vuelta de Tandil y se inauguraba el histórico circuito «Vuelta a la Carretera» de 47,800 kilómetros.
En una década de cambios profundos, con autos más veloces, la superación de las rutas y un reglamento más liberal, Tandil apuntaba o otro escenario para su clásica fiesta, inaugurando la primera docena de vueltas en el flamante circuito «Vuelta a la Carretera», conformando la tercera edición.
El Turismo Carretera, la máxima categoría de los argentinos, transitaba una época que se alejaba de sus orígenes aventureros, donde abría caminos e integraba al país. Llegaban otros tiempos, de audacia, exigencias, y donde cada triunfo sabía a gloria.
El incipiente lugar, el flamante circuito, recorría avenidas ilustres de la ciudad serrana, Avellaneda, Rivadavia y Juan B. Justo, las rutas provinciales 30, 74 y 226, uniendo el bello trazado, por el acceso a Tandil, ingresando en “El Paraíso”, y las hoy avenidas Fleming y Brasil.
El bello circuito de las sierras, tenía nuevas alternativas, un mix de paisajes y la atracción de lugares urbanos, por calles y arterias que cotidianamente recorría la gente y los lugareños.
El precoz escenario, mantenía más de tres horas de espectáculo para la gente, que podía disfrutar el sonido de los motores, el manejo de los ases y la velocidad de los autos, óptimo para divertir tanto a los que manejaban como a los que miraban.
Cerca de 48 kilómetros, que se recorrían una docena de vueltas, con sectores y variantes cautivantes, que quizá no podía entregar ningún otro reducto, cincuenta por ciento de rectas, tramos veloces, y curvas suaves o de radio constante, y otro cincuenta por ciento de caminos sinuosos con toda la gama de curvas, toboganes, contracurvas, puentes, y pasos a nivel.
El ilustre campeón mostró su esencia
Esta tercera edición de Tandil y el acto inaugural en el flamante escenario, llevó un loable esfuerzo de muchos directivos del TAC, don Joaquín Gamio, Pedro Blanco a la cabeza, el tesorero Andrés Cáffaro, y otros laboriosos dirigentes, que le pusieron enorme pasión para cristalizar un evento de la ciudad. Esa generación recorría tres meses antes del acontecimiento, comercios y vecinos, colocando rifas, bonos y captando ingresos en los tiempos que hacer una carrera era sinónimo de maravillosa aventura.
Aquel primer domingo de Diciembre de 1952, miles de almas se apostaron en las veredas de las avenidas, o en la zonas más alejadas, en los campos de las rutas 30, 74 y 226, o en los sectores altos de las sierras.
Desde muy temprano los fanáticos y amantes de los deportes mecánicos se daban cita sobre la avenida Rivadavia, en la zona del estadio General San Martin, donde estaba instalada la largada y el palco de control.
Alegría y fervor indescriptible, un ida y vuelta con los notables ídolos de aquellas épocas, bullicioso momento que cubría el sonido de los motores, cuando partió el más campeón, Juan Gálvez, seguido por el «Caballero del Camino» Eusebio Marcilla, Daniel Musso de Gral Rodríguez, el comerciante y bandoneonista de Arrecifes, Ángel Lo Valvo y el querido Ernesto Petrini.
En una jornada con buena temperatura, calurosa hacia el mediodía, los pilotos imprimieron una gran velocidad a sus máquinas tornándose la disputa emocionante desde la misma largada. Juan Gálvez se fue adelante, tomó decididamente la vanguardia y al transcurrir la tercera vuelta aventajaba por veintitres segundos a Marcilla. Antes de mitad de carrera, el juninense acortaba distancias con el campeón argentino, lo que iría repitiendo a medida que los actores devoraban kilómetros, aunque siempre el hombre de Ford marcaba diferencias. El esfuerzo y el ritmo impuesto en un nuevo trazado, determinaba la deserción de varios protagonistas, como Agustín Aguaviva, José Torres, Ernesto Petrini y Luciano Torres, que volcaba sin consecuencias.
En la parte final, Marcilla puso el resto, marcó el record de los 47,800 kms, con 19 minutos, 09 seg. 2/10 a casi 150 de media, pero no le alcanzó, porque Juan Gálvez, mostraba la solidez de sus Ford, llegándose al final con escasos 20 segundos de diferencia entre ambos volantes.
El público ovacionó por varios minutos al notable ganador, consagrando a quien luego sería uno de los más grandes pilotos del automovilismo argentino, Juan Gálvez. Detrás del máximo campeón y Marcilla, llegaron tercero Daniel Musso, cuarto el platense Jorge Orduna, el primer ganador de la Vuelta de Tandil, luego Javier Roldán, Vicente Tirabasso, Jacinto Moss, Angel Martin (Diablo Rojo), Héctor Giorgis, y Natalio Inglesi.