Ariel Huerga, mucho más que un piloto
Nació en Mar del Plata y está radicado en Tandil por cuestiones laborales. Es un apasionado del automovilismo deportivo. Corrió en varias categorías zonales y hoy apunta a estar presente en el TC Rioplatense. Pero también es chef y tiene una banda de rock. Conocé la historia de este polifacético personaje.
Hace algunos años, Ariel Huerga desembarcó en las sierras por razones de trabajo. En poco tiempo, supo ganarse el afecto de la gente de la zona, por un carisma inigualable. Es encargado de Industrias DVD en la ciudad de Tandil, y tiene un largo camino recorrido en el automovilismo zonal.
El marplatense dialogó con Vértigo Motorsport, y reflexionó sobre su trayectoria, sus hobbys y sus proyectos.
El debut en el automovilismo
«Arrancamos en el año 1998. Con mi viejo compramos un auto, para estar presente en la Promocional 850 del Atlántico. El Fiat tenía motores de Flavio Dufau y chasis de Juan Carlos Papovich. Debutamos en noviembre, en una carrera de dos horas en Balcarce. Corrimos con ‘Pocho’ Allegretti».
Huerga recuerda con nostalgia aquella competencia: «Clasifiqué noveno de cuarenta y tres autos, estaba re agrandado» (se ríe). «En su final, ‘Pocho’ quedó séptimo. En mi carrera, largué muy bien. Quedé sexto en la curva uno, pero cuando llegamos a la curva dos del autódromo me quedé sin frenos, y ahí terminó la carrera para nosotros. Me pegué ‘un viaje’ terrible. Sin frenos en Balcarce, imaginate».
Un camino discontinuo en la Promo
«Nunca hice un año completo, sólo tres o cuatro carreras por año. Un poco por presupuesto y otro poco porque lo rompía mucho. Tengo cuatro vuelcos en la categoría. Luego del debut en el ’98, corrimos algunas competencias en el 99, y en el 2000, sólo la primera parte del año hasta que falleció mi viejo. Luego estuve un rato largo sin correr».
Su pasión por el automovilismo y el empuje de su grupo de amigos, lo incentivaron a retornar. «Cuando volví, corrimos dos años, pero como siempre, sólo algunas competencias. Lo hicimos con mi auto hasta que tuve un golpe fuerte en el autódromo de Mar de Ajó con Sebastián Sanchez. Tuvimos que tirar el auto. Y ahí dejamos de correr otra vez por dos años. Más adelante volvimos con un auto del ‘Corcho’Sanchez. Corrimos dos o tres años más, pero siempre ‘salteado’, nunca más de dos carreras seguidas».
«Luego de eso, Walter Zamora quiso que le haga el motor para la Promo. Y ahí empecé a ‘hacerme el preparador’. Con él pude correr dos carreras de invitados. En una íbamos ganando hasta la última vuelta, y finalmente pudimos arriba terceros».
La nueva etapa y el proyecto del auto propio
«En el 2014 debuté en Turismo Special de la Costa, con el Ford Falcon de Daniel Domínguez, hecho por el ‘Corcho’ Sanchez. Fue la famosa carrera, la última del año, que tuvo la definición entre Ianni y Vitale. Campeonato que se terminó definiendo hace poco más de un año. Fue una carrera doble. Tuvimos algunos problemas. Fallaba, y finalmente se rompió la tapa de cilindros. Fue complicado.»
«Posteriormente, con mis amigos decidimos hacernos el auto. Disfrutar de hacer un auto nosotros. Compramos un Ford Focus ex-Clase 3 que habían corrido Moriatis y D’amico, para TC 2000 del Atlántico. Pero al final, no llegamos a debutar».
Finalmente en 2017, Ariel decidió retornar al TSC. «Alquilamos una Chevy del equipo de Diego Cigarretta, y corrimos dos carreras en la categoría. Siempre, con pocas pruebas, entonces los resultados no eran óptimos. A la primera que fuimos, veníamos bien, pero me chocó Julio López y quedé fuera de carrera. En la segunda si pudimos llegar a la meta».
«Ya en 2018, hicimos el negocio con Juan Carlos Maffezzoli. Le dimos el Focus, y nos quedamos con el Chevrolet 400 para el TSC. El año pasado terminamos de armarlo y corrimos una carrera, que nos fue mal, por un conjunto de malas decisiones que uno toma cuando está apurado. Faltaban algunas cosas, que ni el propio Juan Carlos sabía. La categoría, el TSC, nos prestó un motor para debutar, pero ese compromiso nos llevó al apuro, y no se pudo redondear un buen resultado en pista».
Otras experiencias
En 2013, el volante de la costa, corrió en la competiviva Monomarca del Salado, y en 2015 realizó una carrera en TC del Sudeste. «Pudimos probar en otras categorías. Amamos el automovilismo y nos subimos a lo que sea».
Los proyectos en el automovilismo
«Tenemos el Chevrolet 400 completamente armado para el TC Rioplatense. El plan es correr ahí, y alguna en el TSC. Tenemos todo para las dos categorías».
«La idea es disfrutar de todo lo que tenga que ver con el automovilismo, pero no sólo la carrera. Disfrutamos mucho cuando nos quedamos después de hora haciendo el auto. Lo vivimos a pleno, tratando de disfrutar todo, no sólo de estar en el autódromo corriendo. Y siempre con amigos, haciendo todo nosotros».
Versátil y polifacético
Quienes conocen a Ariel Huerga dan fe su compromiso en la faz laboral y de su amor por el automovilismo. Pero además, es un hombre fanático de la música y de la cocina.
«Intento ser piloto e intento ser músico, pero lo único que soy es cocinero. Tengo el título de chef. No ejerzo, sólo cocino para amigos y para mí. Ronda el proyecto de poder abrir algo gastronómico en Tandil, pero por ahora hay que esperar».
La música es parte de su vida. «Tenemos una banda con mi hermano y otro amigo que conocemos desde los quince años. Ellos necesitaban un bajista, así que me compré el instrumento y comencé a tocar. Todos los viernes ensayábamos. Debutamos hace un año y pico, en la Casa de la Memoria, en un espacio que tienen los chicos de H.I.J.O.S. Me gusta la música, te despeja mucho».
El marplatense también se caracteriza por ser una persona con una pronunciada sensibilidad social. Y es una persona muy activa en sus redes sociales, exteriorizando ideales y anhelos, sin tapujos.
Asegura que un buen título para su historia sería: «Bien acompañado», y manifiesta: «Sino es por los amigos y familia que están conmigo siempre siempre, no llegaba a cumplir ninguno de los sueños que voy cumpliendo».