La tragedia enlutó la gran fiesta

Por Luis Orlando Sanchez.

Hace hoy 36 años, el Club Atlético Alumni de Benito Juárez ponía primera en el panorámico semipermanente de Tandil, el 23 de Septiembre de 1984.
Una previa intensa y con grandes expectativas, una apuesta significativa de la entidad albirroja que celebraba el 60° aniversario. Un nuevo desafío en el automovilismo grande, bajo la presidencia de Eduardo Oscar Perco.
Roberto Ricci era director de la prueba, y Eduardo Pereyra, actuaba como comisario deportivo en aquella jornada en el Nurburgring argentino.
Como era habitual en el reducto de las sierras, se disputarían dos series a tres giros y una final a 8, para cumplimentar 258 kilómetros de carrera. Todos los compromisos que tenían una extensión mayor a los 250 kilómetros, otorgaban un puntaje mayor al habitual, con 26 puntos al ganador.
Entre las novedades del «weekend», sobresalía el retorno de «Pancho» Alcuaz luego de 14 años de ausencia, y lo hacía con una Dodge motorizada por Roberto Diaz, también volvía con la marca de sus inicios, Oscar Aventín.

Tiempo de acción
La dos «mangas» previas de los carreteros tenían como dominadores a Emilio Satriano y al «Pincho» Castellano.
La final, de acuerdo a los tiempos de las series, quedaba ordenada con el «crédito» de Lobería y el «obispo» de Chivilcoy en la primera fila. Mouras compartiría la segunda con Eduardo Marcos, Juan De Benedictis y Oyhanart en la tercera, luego Gustavo Brescia con Eduardo Martínez, Octavio Suárez – Oscar Aventín, Morresi y Di Nezio, Banfi- Calamante, Degliantoni con Paolucci, Alaux -Doumic, y Enrique Gallinoti junto a Osvaldo Lynn completando los primeros 20 autos en partir, cada diez segundos.
En los movimientos iniciales, Satriano dejaba en claro que quería salir de perdedor superando a Castellano, mientras Mouras se aleja de Marcos sin dificultad. Lucha en los relojes en cada top de los aviones a lo largo del extenso circuito serrano. En el primer giro (32,250 Kms) Satriano manejaba las acciones con el Chevrolet de Chivilcoy, seguido de Mouras, Castellano, Martínez, Brescia, Calamante, Morresi, el «Yeti Di Nezio octavo con el mejor Ford, Oyhanart y Aventín.
En el segundo capítulo, aceleraba el «Príncipe» de Moctezuma y Carlos Casares, capturando por tiempo la punta, girando en 9’56”44/100, más rápido que los autos de la primera fila, a los que iba alcanzando en el camino, sin dificultades.

Momento de dolor
Mientras tanto, en el lote intermedio, Suárez y Aventín «viajaban» juntos por el tendido de la ruta 74 rumbo a la curva de Scarminacci, donde empalmarían la «30».
El titular teceista le había hecho señas al «Puma» para que lo superara, pues no estaba conforme con el tránsito de la Dodge. Sorpresivamente, el auto N° 9 sale catapultado hacia la izquierda, dando varios tumbos de frente, quedando con sus ruedas hacia arriba y con sus dos ocupantes en el interior del vehículo. Aventín divisó el despiste por el espejo, Morresi fue el primer espectador desde atrás.
«Tito» Torre, acompañante, logró quitarse los cinturones, mientras Octavio, viendo que el habitáculo se inundaba de nafta le pidió que le acomodara el brazo, para intentar salir. Cuando Torre pudo bajar del auto buscó una barreta para abrir la puerta del lado izquierdo para socorrer a Suárez, obturado con el volante del auto. Mientras, se encontraba abocado a ese cometido, junto a dos oficiales de pista y personas del público, una explosión los tiró hacia atrás. El fuego comenzaba a consumir el auto. Todo fue inútil, el gran dirigente de la ACTC encontraba un doloroso final. Tristemente, la carrera seguía, con mucha confusión en las informaciones.
La segunda vuelta, tenía a Mouras como puntero sobre Castellano, que había superado a Satriano en el camino, cuarto el «Flaco» Martínez, y Morresi quinto, en su mejor trabajo.
No había modificaciones en la tercera vuelta. En ese giro, Oscar Aventín que era décimo, se detenía para avisar a las autoridades que había obvervado la gravedad del accidente de Suárez.
Desde ese momento y hasta el final de la prueba, las ambulancias se dirigían al lugar del accidente circulando por la pista en medio de la carrera, y algunas unidades en sentido contrario a la misma.
Al paso por el cuarto giro no variaron las posiciones, los pilotos enfrascados en un ritmo muy veloz. Solo Gustavo Brescia se detenía en el lugar del accidente, uno de los sectores de los más veloces del circuito.
Se aguardó un giro más para bajarles la bandera, con muchos de los pilotos avisados del grave accidente.
Mouras, hacia el récord en el quinto giro, para recibir el final de la carrera pegado al auto de Castellano. Solo para la estadística el resultado de una jornada de dolor, el campeón (Mouras) se quedaba con el triunfo a 194,203 de promedio, superando a Oscar Castellano por 6 seg. 91/100, y tercero Emilio Satriano. Eduardo Martinez y el «Pato» Morresi completaban el grupo de avanzada. La plantilla de los diez, quedaba con Eduardo Marcos de Nicanor Olivera (La Dulce), el «Vasco» Oyhanart, el balcarceño Mariano Alberto Calamante, Angel Banfi y el «crédito» de Baradero, Rene Horacio Ducret.

 

(Fotos: Miguelangel / Historia TC)

 

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