Merecido homenaje a Dante y Torcuato Emiliozzi
El 23 de septiembre de 1979 el Club Estudiantes denominaba al circuito “La Bota” con los nombres de los “magos” de la calle Necochea. Era el primer gran homenaje de Olavarría a sus ídolos a 10 años de su retiro. Aquel domingo hubo más de 16 mil personas.
“Si renovarse es vivir, evocar es revivir”. La frase es el título que apareció en el diario ‘El Popular’ para resumir la jornada del 23 de septiembre de 1979. Aquel domingo el circuito “La Bota” pasaba a llevar la denominación de autódromo Dante y Torcuato Emiliozzi, en homenaje a los campeones del 62 al 65 de TC, con La Galera.
Olavarría estaba necesitada de automovilismo, se trataba del reencuentro del Turismo Carretera con las clásicas coupe de los años 40, pero el principal motivo, el homenaje que la ciudad le rendía a sus dignos embajadores deportivos Dante y Tito.
Nunca antes hubo tanto público alrededor del escenario, por aquel tiempo todavía de tierra compactada. Se estima una concurrencia superior a las 14 mil personas. Un ejemplo lo ratifica: gente que había venido de Chillar indicó que desde la altura del cementerio hasta el ingreso al circuito habían empleado el mismo tiempo que habían tardado desde su localidad hasta la Capital del Cemento.
Todos habían llegado para testimoniar el cariño, el respeto y la veneración que seguían teniendo por los hermanos Emiliozzi, a una década de su retiro el 9 de noviembre de1969 en la I Vuelta de Chivilcoy. Ese día Dante Emiliozzi acompañado por Octavio Sabatini, largó con el N°4 en los laterales del Ford-Halcon, construido por Heriberto Pronello.
Ganó el piloto azuleño Oscar “Cacho” Franco con IKA Liebre MK III/Tornado. Con el segundo puesto en la general (sumado al abandono de Emiliozzi), Gastón Perkins se consagró Campeón Argentino de Turismo Carretera y Dante Emiliozzi Subcampeón del TC del año 1969.
Los integrantes de la escudería Emiliozzi, todos bien uniformados, rodeaban a los ídolos en el palco oficial como en el sector de boxes donde estaba La Galera. La primera puesta en marcha antes de salir a pista mostró a Dante con un rostro que denotaba alegría, regocijo y emoción. Torcuato era el mismo de siempre: con el entusiasmo que lo iba a rebasar.
Al salir por primera vez a pista se produjo el delirio y el griterío del público tapando el ruido de los motores y la sirena de las autobombas, que en la primera de ellas llevaba a los ídolos del TC de aquella época como eran Marcos Ciani, Juan Carlos Navone, Juan Manuel Bordeu, Julio César Castellani y Daniel Musso, entre otros.
La crónica del diario detalla: “En un primer momento no pareció que no era hoy, que era el ayer, cuando los hermanos Emiliozzi cruzaban por las rutas argentinas raudamente y desde el costado del camino aparecían brazos y pañuelos en alto saludándolos en un pasaje o recibiéndolos victoriosos”.
El público no pudo contener su entusiasmo y no se conformó con ver a sus ídolos a 20 o 50 metros. Quería tenerlos cerca, tocarlos y abrazarlos. No era nada más ni nada menos que una demostración de afecto, que se hizo extensiva a los corredores del TC que nos visitaron.
Luego de los homenajes, así como la entrega de reconocimientos, el público volvió a sus lugares originales para presenciar el final de la fiesta deportiva automovilística. Un buen espectáculo ofreció las cupecitas de Turismo Carretera del 40
Hubo 62 inscriptos: varias series con repechajes, semifinales con un nuevo repechaje para luego conocer la grilla de partida de la final.
El chavense Julio Pogorzelki se adjudicó la competencia, sobre 12 vueltas, con un registro de 11m.14s., relegando al segundo puesto a Carlos Chapar, mientras que Francisco Mancuso quedó tercero. Los cinco primeros lugares se completaron con Gustavo García y Horacio Pando.
(Textos: Javier Torres – El Popular)