Sobresalieron los Emiliozzi en un día trágico

Por Luis Orlando Sanchez.

Por segundo año consecutivo, Dante y Torcuato «Tito» Emiliozzi exhibieron su contundencia en la X Vuelta de Tandil. El emblemático circuito Vuelta a la Carretera, un ícono de la época de oro de la folklórica categoría, recibía a los carreteros en los albores de la década del 60.
Los ídolos de Olavarría, alcanzaron una contundente victoria en el trazado Alberto Carlos Logulo, el 27 de Octubre de 1963, en una jornada trágica, con dos graves accidentes.

El mítico trazado
Esta edición volvía a desarrollarse en el clásico reducto de 47,800 kilómetros, que comprendía las avenidas Avellaneda, Rivadavia, Juan B. Justo y las rutas provinciales 30, 74 y 226, ingresando en la parte final del recorrido por la zona de «El Paraíso», Tandil Golf Club y la hoy avenida Brasil.
En 1952, el Turismo Carretera había comenzado a transitar este emblemático trazado por lugares urbanos, siete compromisos se habían negociado hasta este nuevo clásico, que tuvieron como ganadores al recordado Alberto Logulo en tres oportunidades, Juan Gálvez, Raimundo Caparrós, Oscar Alfredo Gálvez, y al propio Dante Emiliozzi el año anterior (1962).

Los Emiliozzi imparables
La carrera en las sierras, recibía a 36 protagonistas, doce no fueron de la partida del total de inscriptos.
El comisario deportivo de aquella cita fue Abraham Sleimen, conocido periodista, creador y conductor del programa Peña del Automovilismo, que se emitía en otras épocas, por LU 6 Radio Atlántica de Mar del Plata.
La carrera se iniciaba con un trámite intenso desde la partida, ritmo que se cobraba una veintena de deserciones, con varios actores calificados.
Dominio de Dante y «Tito» Emiliozzi desde los incipientes movimientos, exhibiendo la potencia y contundencia del robusto Ford. Los campeones viajaron muy rápido en el reducto serrano, llevando con criterio y aplomo la portentosa «Galera» elaborada en la calle Necochea al 3200, de la capital del cemento.
Desertaban actores de nivel como Armando José Rios con el Chevrolet preparado por Bernardo Perez en Arrecifes, «Charles» Menditeguy, Juan Carlos Navone con «la bomba de Caballito», y el pergaminense Dante Trotta entre otros.
Para cubrir 573,500 kilómetros, los ases olavarrienses, empleaban 3 horas, 22 minutos 47 segundos a 169,717 Kms/h de promedio, superando al «crédito» de Monte Grande, Rubén José Javier Roux, quien sería tres años más adelante ganador en la despedida del trazado urbano de Tandil. Destacada producción del hombre de Capitán Sarmiento, Alberto Exertier con el muy bien presentado Ford, pero lejos de la dupla de Olavarría, cuarto fue Carlos Alberto Pairetti con el Chevrolet de Arrecifes y quinto el «Rubio» de Villa Ballester, Felix Alberto Peduzzi.
El platense Fernando Martore, esforzado piloto de la ciudad de las diagonales, concluía en el sexto lugar, delante de Hugo Raineri, el «Pibe» Héctor Volponi de Tres Arroyos, Eduardo Luis Usandizaga, cumpliendo el tandilense firme tarea, siendo uno de los pilotos que más intervino en su terruño, incluso participando en los años 70 con la marca Dodge, y en la década del 80 con un Dodge 1500. Jaime Villa cerró el club de los diez en la X edición de la clásica entrega.
Solo los cuatro primeros cumplieron las doce vueltas.

Accidente de Jesús de Larrea
Esta edición de la Vuelta de Tandil, en los primeros movimientos tuvo un trágico accidente en la zona urbana, avenida Rivadavia y calle San Martin, uno de los sectores que congregaba gran cantidad de público, ubicado a seis o siete cuadras del centro de la ciudad.
En dicho sector, el representante local, Jesús de Larrea, nacido en Darragueira, protagonizaba un despiste al superar una de las clásicas «hondonadas», la máquina del infortunado piloto salía para el lado derecho de la avenida, impactando contra un árbol, producto de esa situación fallecía el piloto, también dejaba de existir el acompañante José Labeyrie y herido de gravedad uno de los espectadores, Ernesto Crevecoeur, quien se recuperó luego de una extenso tratamiento.
En otro desenlace, sobre la ruta provincial 74 entre El Gallo y La Vasconia, se producía otro accidente trágico al precipitarse una aeronave que viajaba a la competencia, dejando de existir sus dos jóvenes ocupantes, oriundos de la ciudad de Benito Juárez.
Larrea y Labeyrie habian entablado una gran amistad producto de la actividad de ambos, uno transportista, el otro un exprimentado tornero iniciando el desafío en la folklórica categoría.
La máquina que protagonizó el accidente, pertenecía a José «Pepe» Río, el piloto de Lobería, luego adquirido por de Larrea.

«Mi papá me puso arriba del árbol por seguridad»
En el trágico accidente de Jesús de Larrea y Labeyrie, un niño en ese entonces, había sido alcanzado por el impacto, luego de algún tiempo se fue recuperando de ese desenlace, Ernesto Crevecoeur, miembro de una tradicional familia de Tandil, hoy radicado en Mar del Plata, le contaba a vertigomotorsport.com, las sensaciones de aquel momento a casi 57 años. «Había ido a la carrera con mi papá (Ernesto) y algunos amigos de él, Goiburu, Incesta y Julio Masdeu de la Casa Volcán que estaba en la calle Rodríguez, cerca de mi casa. Fuimos a la esquina de Rivadavia y San Martín, un lugar cercano y céntrico, donde había una hondonada. El lugar, estaba colmado de gente, recuerdo que papá, me puso arriba del árbol por seguridad, tenía casi diez años. Mientras estaba en la carrera, mi hermano (Raúl) había tomado la primera comunión, y estaba en Foto Ros en la calle Alem, entre Pinto y San Martin. En las primeras vueltas, de Larrea venía muy rápido, dicen que tuvo un problemas con la dirección y se fue para el lado derecho de la avenida, impacto contra una columna de alumbrado y de rebote pegó en el árbol donde yo estaba. El golpe fue muy fuerte en la caída, papá me llevó en brazos a la Clínica Chacabuco donde me diagnosticaron, traumatismo de cráneo, me asistieron rápidamente y hasta pregunté quien había ganado la carrera. A raíz de ese golpe después tuve otros problemas, pero felizmente pude recuperarme con el tiempo, y recordar un momento y una experiencia, que hoy nos damos cuenta de lo que fue», destacaba Ernesto «Ñato» Crevecouer.

La embajada zonal
Una calificada plantilla zonal desembarcaba en las sierras para el X desafío teceista en el circuito Alberto Carlos Logulo. Algunos de los protagonistas, como Héctor Volponi y el «Vasco» Usandizaga, alcanzaron a insertarse dentro de los diez, con una destacada tarea del piloto de Tres Arroyos y el experimentado tandilenses.
Además fueron de la partida, pero con escasa fortuna, Armando José Rios, de Necochea, Mariano Calamante de Balcarce, Dionisio Araquistain, Jesús de Larrea que tuvo un fatal desenlace, y Aquiles José Rifé (El Chacarero) de Tandil, este último también representaba a María Ignacia (Vela), Oscar «Cacho» Cordonnier, el representante de la Escudería Hipólito Aguado de Ayacucho, Oscar Tejerina de Benito Juarez, «Pocho» Facchini de Mar del Plata, y Juan Carlos Latuff de General Madariaga.

 

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