¿De qué planeta viniste?

Tandil y la región se ilusionan con la destreza y la habilidad conductiva de uno de sus hijos prodigio. Lucas Bayala marca territorio en el automovilismo nacional, y va por más.

«Con la sonrisa de pibe, con el brazo guerrillero y el corazón de arrabal» dice la canción, como describiendo a ese joven tandilense, que emociona a su pueblo natal en cada presentación.
‘Luquitas’ Bayala se destaca en el automovilismo deportivo. En la última competencia del Turismo Pista en Olavarría, realizó otra de sus proezas.
El serrano arrancaba con buena performance el fin de semana, peleando bien arriba en cada salida de la Clase Dos a pista. Culminada la clasificación, un error técnico en el Ford Ka, lo bajaba de un plumazo, y era obligado a largar desde el fondo en la serie. Las ilusiones parecían desvanecerse más aún, cuando una falla, en la batería selectiva, complicaba todas las chances.
Pero Bayala, posee algunos valores insoslayables que lo hacen sobreponerse a la adversidad. Lucas es como los cracks del fútbol surgidos en el potrero. Esos ‘pibes’ que aman lo que hacen, son apasionados, se divierten y juegan con alegría. Lo mismo fue para el joven de las sierras. El domingo, salió a la pista del autódromo ‘Hermanos Emiliozzi’, para largar desde el fondo, como siempre, feliz y con una sonrisa en el rostro.
Esquivando a sus rivales como conos, merced a una habilidad conductiva inigualable, realizó una impresionante cantidad de sobrepasos, terminando en el octavo lugar del clasificador, y con el saldo de haber ascendido treinta posiciones en la competencia final. Si, treinta.
Esa hazaña, con números fríos, no alcanza para describir lo que Bayala representa en el deporte motor del centro-sudeste bonaerense. Sus victorias, su título a nivel nacional (campeón 2018 de la Clase 1 de TP) y sus condiciones en el manejo, no son la máxima carta de presentación del piloto del Jorge Piedra Competición. Lucas, cuenta con un capital fundamental que lo hace grande de verdad. Un capital que se llama HUMILDAD y que caracteriza al talentoso volante serrano. «No se sube al pony» dirían en la jerga barrial.
Hoy, Lucas, es requerido por el público y también por sus colegas. Los pilotos «hacen fila» para que sea su invitado en las competencias especiales, y no paran de llamarlo para que testee sus autos de las diferentes categorías del automovilismo zonal y nacional. Es talentoso, pero también amable, comprometido y sobre todo un gran compañero.
Los tandilenses ven en Bayala a su gran caudillo, surgido en las inferiores (zonales), para dar batalla en las más altas esferas del automovilismo nacional.
Y así como los serranos se ilusionan, también lo hacen en toda la zona. Lucas suma hinchas en Tandil y Necochea, pero también en Lobería, Balcarce, Mar del Plata, Olavarría, Ayacucho, Rauch…
En la competencia de Olavarría, los fans que lo seguían por TV, estaban más atentos en ubicar el Ka sobre el final de la pantalla, y en el graph con el clasificador, que en la propia lucha por la punta.
Es así, Lucas inspira y emociona. Y más allá de los resultados, ha ganado un lugar en el corazón de la gente que ya es irrevocable.
(Parafraseando a VHM…) Barrilete cósmico… ¿de qué planeta viniste?

 

 

R.M.S. – Vértigo Motorsport

 

One comment

  • María Luciana Montero

    Con orgullo tengo que decir, es mi sobrino, y aquí en Laprida también hacemos turismo. Grande Lucas !!!!!,aunque la tía te diga Lukita!!!!!

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