Luis Di Palma: A diez años de su partida
LUIS DI PALMA ES…… un alumno poco aplicado, resistiéndose a la exigencia paterna de ir a la escuela. Es un chico de pantalones cortos que, en lugar de patear una pelota de fútbol, reforma su bicicleta para ir más rápido. Es la moto y es el karting. Es un derrape controlado y una nube de tierra persiguiéndolo sin éxito. Es una cara aniñada con un flequillo rebelde escapando del casco. Es un guiño continuo, en infructuosa lucha por corregir el flequillo, tan rebelde como su fresca juventud. Es el desparpajo mismo, frente a la seriedad de sus colegas, en aquel TC de la ruta y de los caminos de tierra. Es un Torino dibujando Nürburgring bajo una intensa llovizna. Es el Berta LR haciendo delirar las tribunas del autódromo de Buenos Aires. Es un avión volando debajo del puente del Río Arrecifes. Es un helicóptero tendiendo una mano solidaria donde se necesite. Es una mano y es la otra, enguantadas en grasa, modelando una pieza en el torno. Es un soldador en busca de la soldadura perfecta. Es un incansable trabajador, capaz de construir un auto de carrera en cuarenta días. Es un caminante que nunca se detiene, que siempre tiene prisa. Es amigo del éxito, pero no lo achica el fracaso. Es un chico grande que compite con sus hijos. Es un abuelo pura ternura. Es una marca y es todas las marcas. Es una categoría y es todas las categorías. Es de Arrecifes y es de todas partes. Es todo el automovilismo…ES LUIS DI PALMA.
Raúl O. Gattelet