La mística de aquellos días
¿Qué impresión dejó el paso de las cupecitas en Balcarce? Positiva, no cabe otro calificativo y le comento el por qué. Es una buena costumbre ver y palpar de cerca aquellos vehículos con los que nuestros padres y abuelos vieron pasar al costado de la ruta y caminos en tramos de más de 300km de recorrido, sobre todo en los Grandes Premios y en las míticas Vueltas que hicieron conocidos ciudades como Hughes, Arrecifes, Tandil, Benito Juárez, Tres Arroyos, la Mar y Sierras y tantas otras.
El Gran Premio Cupecitas Históricas, organizado por la gente del Turismo Carretera Argentino es un homenaje a esa época de nuestro Turismo Carretera. Con un ritmo de regularidad para conservar en mejor estado esos vehículos cuyo parque se nutre de autos originales y réplicas que compitieron en TC y Turismo Mejorado (hoy Turismo Nacional). Y como todo buen homenaje que se precie de tal, nos permite dar una idea a las nuevas generaciones de cómo era el espíritu de competencia de aquellos días.
Lo que se vio el domingo no fue una competencia a cara de perro, más bien un encuentro entre amigos para que se muestren orgullosos sus vehículos, que recorran los caminos aledaños y por qué no, al grito de aliento de algún paisano nostálgico acodado en la tranquera viendo el paso de una cupecita, donde los viejos recuerdos toman vida. Es un clásico de la Fiesta del Automovilismo contar con la presencia de estas joyas mecánicas. Una buena costumbre que esperemos, se vuelva a repetir por muchos años.
Con 63km de recorrido se realizó este homenaje también por Los Pinos y San Agustín. Un bello recorrido en donde las Sierras fueron fiel testigo de la competencia y la tranquilidad del campo, solamente interrumpida por el pausado ronroneo de un motor siete bancadas, o uno de seis cilindros. Por ello, me quedo con la imagen grabada en la retina y en mi memoria de que con ganas, esfuerzo y buena voluntad se pueden revivir la mística de aquellos días. Solo faltó el avión del Mono Alberto Gagliardi nomás…