Un año sin Jero
El tiempo avanza inexorablemente. El recuerdo es inalterable, para esas personas que tienen un don, o una química muy particular. «Jero» tenía todo eso, y mucho más. La amistad era una prioridad, con él disfrutamos esos momentos imborrables que nos da la vida.
Historias de autos, y de carreras. En cada charla, en cada rueda de mate, hablamos de esa pasión que no acercaba, de la familia, y de los amigos, muchos de ellos que se cultivan, y se hacen en está actividad.
La felicidad de Lupiano siempre la marcaban sus palabras, vivía con alegría, y pasión los fines de semana de carreras, y era plena su dicha, al tener la compañía de su padre, y el afecto de su gente y de su grupo.
Lo repetía una y mil veces, “Me siento feliz que mi viejo me acompañe, y esté conmigo. A él le gustan los autos, más que a mi. Es lo más lindo, tener a la familia con uno. Por eso esta categoría (APAC) es tan cálida”.
A Jerónimo, lo cautivaba la medicina y los autos. No tenía misterios, compartir y disfrutar eran sus objetivos.
La amistad para Lupiano era un culto, y disfrutar a los amigos, un ritual. Entregó amor y afecto. Se fue por una pasión, y nos dejó un postulado insoslayable. La amistad, era su preciado tesoro, por eso «Jero» ha quedado en el corazón de quienes lo conocimos.