Alta tensión en el Juan Silva
Definiciones con alta tensión, nervios y adrenalina, se vivió en el circuito Martín Fierro de la capital del ave de raza, en una jornada agradable, algo calurosa promediando la tarde, con alrededor de mil quinentas personas disfrutando la fiesta de la potente categoría, y el emblemático T.C. del Sudeste.
Caída del cielo
Por orden cronológico, los teceistas abrieron la «kermesse», con una definición irrepetible, la perdío Miraball, quedando cerca del título, y se le escapó la conquista a Cassaliggi, por un involuntario error. La ansiedad y la impaciencia del ganador en pista, eran alternativas desfavorables para el marplatense, quien recibía liquido hidratante antes del pesaje, justo cuando llegaba al lugar la autoridad máxima. El reglamento es preciso y determinante, no puede recibir un piloto elemento alguno, antes del trámite en cuestión, por lo que fue borrado de un «plumazo», quedando el tributo para «Pepe» Basualdo, que sin pensarlo, le regalaba a su ciudad, la primera jornada de gloria en T.C. del Sudeste. Misión cumplida también para Leo Campos, E. Finocchio, el otro serrano Oscar A. Sosa, y C. Encinas.
Tiempo de descuento
No se vayan a creer que las finales, más extensas que las acostumbradas por ser el capítulo final, tuvieron explosión, o maniobras al filo de la cornisa. Poco de todo, escasos sobrepasos, y falta de punch. Mandó en los 48 kilómetros, Tomy Eracarret, Gamás detrás, luego Pablo Herbón y el «Pipa» Larocca, también en el largo «viaje» estuvo Nacho Della Maggiora, hasta que los frenos traicionaron al de Tandil y Udaquiola. Poco show, solo las calculadoras en acción, porque los puntos cotizaban en alza. Le alcanzaba la operación a Herbón, mientras al de la Autopeña Don Polo, no le cerraba las aritméticas, la ecuación no era la pretendida. El trámite resultaba decididamente lineal, la pista firme, pero estrecha, tuvo mucho que ver en la calidad del evento. Eracarret, Gamás, Herbón, Larocca y Della Maggiora, los top five.
La contienda, y demandas en acción . No todo estaba clausurado, luego de las fiestas, el champagne, y los saludos, llegaba un «climax» gigantesco, con el parque solitario, advenimiento de la técnica, «terror de los protagonistas», revisaciones que vienen, chequeos en los motores, conciliábulos, elementos objetados del ganador y del campeón. A examinar engranajes, cadenas de distribución, y múltiples de admisión. Expediente en suspenso, y «pronto despacho» a la Frad. Mar y Sierras, para resolver la cuestión, en las próximas horas.
Aspirante concreto
La departida, y polémica clase «A», expuso argumentos previstos. En determinados momentos parecían emerger sociedades, para el sistemático apoyo a cualquiera de los pretendientes, fue más imaginación, que realidad. La aparición de S. Etchevarne, y R. Fernandez al frente del convoy, complicaba las aspiraciones de Larroudé y Castañino, que veían el marcado potencial, de la Chevy del S.E. y del Falcon de Tandil y Vela. El caudal abundante de puntos se licuaba, y los tiempos expiraban.
No había lugar a segundas opciones, para los dos monarcas que suman siete recompensas, el postulado era un solo, los últimos HP había que utilizarlos en alguna maniobra inusual, o de la galera, había que extraer alguna obra de otra carrera. El de la Base Aérea, pudo sortear al local, que luego abdicaba, descargando toda la artillería sobre R. Fernandez, para defender su patrimonio, mientras García resistía, usando al máximo las bondades de los metales de Casanovas. En el lugar, donde viajaba el de B. Juarez, le alcanzaba para el objetivo, porque el «Pollo», se multiplicaba sin poder ejecutar a su coterráneo, que se convertía en el Sr. Juez.
Definición sin mucho brillo, el deseo era disfrutar un muestrario de virtudes y estrategias que no se dieron. Es cierto, fue sin respiro, con la regla invariable presente, el que se equivoca pierde. Fue para Manuel García, cortando como Germán Orsi en el 2010, la dinastía Larroudé-Castañino.