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Una experiencia con olor a desafío y sentimiento

Es historia el Dakar 2015, Argentina, Chile, Bolivia, para el «tigre serrano», para el bravo,  Kevin E. Echeveste, portador de una notable entrega, valor y coraje, en los distintos terrenos con obstáculos y dificultades. Desde la Provincia de Córdoba, pasando por los caminos y senderos quebrados de San Juan, y La Rioja, la altura del Paso de San Francisco, el temible desierto de Atacama, y las dunas hostiles del Pacífico, siempre expuso impetú, aplomo y convicción.

El tandilense, no vivió solo, tuvo la contención de su pueblo, y el estimulo de una región. Muchas sensaciones habrán pasado por su mente y su corazón. Delirio, aplausos y emoción por su arrojo, una enorme admiración y reconocimiento por este primer intento. 

Ha sido para Kevin, un sentimiento mágico y una aventura insuperable, que implica rituales, y misterios dificil de explicar.

El parcial Uyuni, Depto de Potosi en el altiplano, con el «lugar de los sueños» (Iquique), en la región norte trasandina, lo dejó afuera, sin chances, pero con un análisis que tendrá valiosos argumentos para el futuro.   

El Dakar, tiene un veinte por ciento de competición, pero el ochenta restante implica aventura, y esfuerzo. «Se terminó el Dakar para nosotros, la moto no anduvo más, los fierros son así. Hicimos todo lo posible en las distintas etapas. Gracias a todos, a mi familia, a mis amigos, y a los que me acompañaron en este desafío», reflexionaba el motociclista serrano.

La incursión dacariana, ha tenido multiples ingrediantes. Kevin Echeveste puso el resto, la pasión y fuerzas al límte. En este desafío se aprende muchas cosas, que solamente se vive adentro del Dakar. 

 

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