Hegemonía de Logulo y la tragedia del 53

Por Luis Orlando Sanchez.

Luego de dos ediciones en el trazado de la Amistad y una en el emblemático Vuelta a la Carretera, el Tandil Auto Club puso en marcha otro desafío, en el trazado que surcaba las extensas avenidas de la ciudad, un escenario cautivante, cerca de la gente y con mejor control del público. El 25 de Octubre de 1953 se ponía en marcha otra epopeya, la cuarta Vuelta de Tandil y por segunda vez en el histórico circuito de 47,800 kilómetros. Alberto Logulo obtenía el nuevo compromiso, logrando tres ediciones al hilo, porque en 1958 y 1959, el marplatense por adopción mostraba sus credenciales.
En una década de cambios profundos, con autos más veloces, nuevas rutas y un reglamento liberal para ir avanzando, Tandil apuntaba o otro escenario para su clásica propuesta, utilizando por segundo vez, el emblemático circuito “Vuelta a la Carretera”, conformando la cuarta edición.
La máxima categoría de los argentinos, transitaba una época que se alejaba de sus orígenes aventureros, abría caminos, inauguraba rutas, integrando al país. Llegaban otros tiempos, de audacia y exigencias, cada triunfo sabía a gloria.
El flamante circuito, recorría avenidas ilustres de la ciudad serrana, Avellaneda, Rivadavia y Juan B. Justo, las rutas provinciales 30, 74 y 226, uniendo el alucinante trazado, por el acceso a Tandil, ingresando en el recordado cruce “El Paraíso”, y las hoy avenidas Fleming y Brasil.
El bello reducto de las sierras, con nuevas alternativas, era un mix de paisajes, y la atracción de lugares urbanos, por calles y arterias que cotidianamente recorría la gente y los lugareños.
El panorámico escenario, mantenía más de tres horas de espectáculo para la gente, que podía disfrutar el sonido de los motores, el manejo de los ases y la velocidad de los autos, óptimo para divertir tanto a los que manejaban como a los que disfrutaban el encuentro.
Cerca de 48 kilómetros, que se recorría en una docena de vueltas, con variantes que seducían a propios y extraños, que quizá no podía entregar ningún otro escenario, cincuenta por ciento de rectas, tramos veloces, y curvas suaves o de radio constante, y otro cincuenta por ciento de caminos sinuosos con toda la gama de curvas, toboganes, contracurvas, puentes, y pasos a nivel.

La trágica jornada
La prueba organizada por el Tandil Auto Club denominada «Cuarto Premio Ciudad de Tandil» , Segundo Plan Quinquenal, se disputaba en el circuito de 47,800 Kms. de extensión, que debió ser recorrido 12 vueltas para totalizar 573,600 kilómetros.
Actuaron como Comisario Deportivo y Cronometrista Rodolfo Aguirre Panero, Oficiales Deportivos Alejandro Marón, Félix Arnaiz y Director de la Prueba Aldo Rolando.
Al cierre de las inscripciones hubo 62 volantes inscriptos, de los cuales 59 dieron su presente a la hora de iniciación de la competencia.
La mañana amaneció nublada, con una fina llovizna que comenzó a caer sobre el circuito, viento fuerte y baja temperatura reinante.
A las 10 en punto partía el Ford piloteado por el múltiple campeón Juan Gálvez, seguido cada 10 segundos por Dante Emiliozzi, Félix Peduzzi y el resto de los 59 aspirantes.
A poco de largarse la prueba, luego de transitar por los toboganes y cuando los autos marchaban frente a la Escuela Agrotécnica Ramón Santamarina, el Ford Nº 7 de Julio Gelón Devoto (Ampacama) trataba de superar en el camino a Jorge Julio Orduna. El espacio era escaso para el sobrepaso, y el camino de asfalto cambiaba allí por hormigón. El salto de ambas máquinas hizo que desviaran su marcha y el toque fue inevitable. Algunos roces entre sí y los autos que se desplazaron hacia las banquinas. El platense, es quien sufría el mayor impacto, quedando inconsciente. El primer ganador de la Vuelta de Tandil, con la premura de la situación fue conducido al Sanatorio Tandil, falleciendo media hora después. Fractura de cráneo y hundimiento del tórax, fue el dictamen médico. el acompañante Carlos Casarín, al igual que Devoto y Felipe Sastre su copiloto, sufrieron algunos golpes. Orduna, había recogido el cuerpo de Eusebio Marcilla, cuando el «caballero del camino», perdía la vida en Recreo (Santa Fé).
Las acciones mostraban una cerrada disputa entre Juan Gálvez y Dante Emiliozzi configurando un espectáculo de relieve, que decayó con la deserción del olavarriense.
A medida que pasaban las vueltas, otras noticias preocupaban por la gravedad de los accidentes. Roberto Gálvez volcaba en la zona del hoy Barrio Golf, hiriéndose junto a su acompañante Edmundo Anzarda, y el otro desenlace fue el de Orlando Sabadini, quién embestía al público, perdiendo la vida dos mujeres.
El trámite de la competencia, continuaba en las sierras. En la penúltima vuelta, se retrasaba Juan Gálvez, y el marplatense Alberto Logulo con Armando Vidosa de acompañante, se adueñaban de la vanguardia alcanzando el primer triunfo en la categoría, superando por 4 minutos 27 segundos a Juan Gálvez, arribando tercero Elmer Open. El marplatense Bruno Reynal O´Connor fue cuarto, delante del pampeano Ernesto Calixto Baronio.
Completaron la plantilla de los diez, «El Rebelde» José Antonio Latuf de Gral Madariaga, Ulises Pourciel, el italiano, residente en Ramos Mejía, Pedro Pettinari, Luis Angel Ferraris y Eddy Molinari.
El local Félix Palacio, acompañado por Antonio Barone debieron desertar en el séptimo giro por rotura de un platino.

1958 otra vez Logulo
Luego de cinco años sin actividad, la 5ta edición Ciudad de Tandil, Premio Cosechadoras Bernardín, y los concesionarios Gamio y Bertone SRL, se cristalizaba nuevamente y por tercera vez, en el circuito Vuelta a la Carretera, que debió ser transitado durante una docena de vueltas para totalizar los 573,6 Kilometros de recorrido.
Las autoridades de aquella cita fueron, el Capitán de Fragata Ricardo Baranda como comisario deportivo, Cronometrista Alejandro Maron, Oficiales Deportivos Felix Arnaiz- Alejandro Maron y Director de la Prueba Joaquin E. Gamio.
Al cierre del registro de inscripciones resultaron 31 los volantes anotados, de los cuales 28 dieron su presente en el momento de iniciación de la misma.
El monto total distribuido en concepto de premios alcanzó a la cifra de $ 155.000, y el programa fue compartido con una prueba para autos Standard sobre 4 vueltas, para dos categorías hasta 1.200 y 1.500 cc.
31 autos fueron de la partida, siendo Juan Gálvez, el primero en iniciar el desafío, seguido por su hermano Oscar, Rodolfo de Álzaga, Juan Carlos Navone y Alberto Logulo, quienes imprimieron alta velocidad a sus máquinas, provocando encarnizada lucha.
Las prematuras deserciones de «Tony» Petrini, Vicente Tirabasso, Remo Gamalero y Adolfo Sogoló restó importancia a la carrera, en tanto que en la vanguardia Juan Gálvez y su Ford celeste marchaban gallardamente en la punta del camino y por tiempo.
En la novena vuelta se detuvo el «Aguilucho» Gálvez, con serios desperfectos en el motor que derivaron su abandono, mientras el lider continuaba su rauda marcha, asediado por Logulo y Navone.
Luego de rebasar el control por undécima vez, Juan Gálvez arrojaba un mensaje solicitando nafta a los auxilios, pero ante la rotura del tanque de combustible, se detenía y abandona la prueba
La carrera entonces quedaba a merced de «Tito» Logulo y Navone que marchaban con escasa diferencia entre ambos, entablando una lucha electrizante al cabo de la última vuelta, que finalizó a favor del marplatense por sólo 1s. 4/5 sobre «la bomba de Caballito», repitiendo la victoria del 53. Logulo, acompañado por Mario Benitez establecían 3 hs. 44 minutos 33segundos 2/5, superando por solo 1 seg. 4/5 a Juan Carlos Navone, arribando tercero Rodolfo de Alzaga. Cuarto llegaba Ulises Pourciel, y quinto Manuel Mantinian. Cerraban los diez clasificados, «Pocho» Facchini con Narciso Mora, Enrique Castagnola de Mercedes, Ernesto Scally (Suky) el «crédito» de Pergamino, Héctor Arcadio Ninona, y Horacio Faraone. Completaron, «Yiyo» Muñoz de Colón, Clemente Santos Domesi, Oscar Radavero, el de Lobería José «Pepe» Río con Julio Cangiano de acompañante, y Juan Telesforo Rupell de Tres Arroyos.

Tercera al hilo del marplatense
Meses antes de cerrar la década y entrar en el vértigo de los años 60, se ponía en marcha un nuevo capítulo en las sierras, organizado por el Tandil Auto Club, denominado Premio Sexta edición «Ciudad de Tandil», disputado en el clásico trazado, «negociado» durante 12 capítulos para cumplimentar los 573,600 kilometros de recorrido total. El reglamento particular establecía, que clasificaban todos los pilotos que terminando después del primero, totalizaran mas de las dos terceras partes del recorrido total, o sea hasta 8 vueltas cumplidas.
Actuaron como Comisario Deportivo Roque A. Molinari, Cronometrista Alejandro Maron, Oficial Deportivo Felix Arnaiz y Director de la Prueba el titular de la entidad serrana, Joaquin E. Gamio.
Al cierre de registro de inscripciones fueron 36 los volantes anotados, 31 de los cuales dieron el presente en el momento de iniciacion de la misma.
El monto total distribuido en cencepto de premios alcanzo a la suma de $ 200.000.
Juan Gálvez salió como saeta capturando la punta, y al cumplir la primera vuelta se había distanciado de su hermano Oscar, Rodolfo de Álzaga y Alberto Logulo, mientras abandonaban el piloto de Pehuajó, Jorge Farabollini y Plinio Abel Rosetto.
La segunda pasada mostraba gallardamente al Ford celeste Nº 1, marcando territorio en el camino y por tiempo neto, con parciales muy rápidos, en tanto que se quedaban de «Rolo» de Álzaga y el «Cholo» Taraborelli, al tiempo que comenzaba a caer una torrencial lluvia, que impedía el normal paso de las máquinas.
Los giros siguientes impusieron el avance del “Aguilucho” Gálvez al primer lugar y el retraso de Juan, que pasaba al tercer puesto, precedido por Logulo en gran repunte.
El ataque del marplatense fue concluyente en la octava vuelta, pasando a comandar las acciones, seguido por Oscar y Juan Gálvez, ventajas que se fueron ampliando, llegándose al final de la prueba con un legítimo ganador por tercera vez, en el historial de la Vuelta de Tandil.
En el transcurso de la décima vuelta, el auto de Sergio García Uriburu que marchaba tercero, luego de rebasar el control de «La Vasconia» en las rutas 226 y 74, chocó contra unos postes de alambrado, que determinaron su abandono.
La situación anecdótica se produjo a los pocos días, cuando el dueño del campo se presentó al Tandil Auto Club para cobrar los daños ocasionados. Una docena de vueltas, para la victoria de «Tito» Logulo acompañado por Agustín Linares, estableciendo 4 horas, 4 minutos, 36 segundos, superando al «Aguilucho» Oscar Alfredo Gálvez y Marcos Ciani. Cuarto arribaba Juan Gálvez y el representante de Paternal, Luis Javier Vázquez finalizaba en el quinto lugar. La plantilla de los diez, la completaban Dante José María Emiliozzi, Norberto «Viyo» Palagani de Lomas de Zamora, Rolando Córdoba, Roberto Visentini y el «crédito» de Caballito, Juan Carlos Navone.
Etapa prolífica de Logulo, que el 4 de Septiembre de 1960, en plena disputa de las Mil Millas Argentinas padecía un grave accidente, cayendo para siempre en Empalme (Fátima), partido de Pilar. El platense de nacimiento, marplatense por adopción, fue un actor distinguido de los carreteros, y de aquellos que no escatimaban acelerador. Un temerario, un protagonista arriesgado al que le seducía el riesgo y la velocidad.

 

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