«Fue una definición terrible»

En un cierre inolvidable, Agustín Canapino finalizó tercero en el Gran Premio Coronación y se convirtió en el monarca 2021 del Campeonato Argentino y CODASUR de Súper TC2000. El piloto de Chevrolet alcanzó su segunda corona en la categoría.

En declaraciones a la prensa, el de Arrecifes, se refirió en primer lugar a los pormenores de la competencia celebrada en el circuito número 9 del autódromo Oscar y Juan Gálvez de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires: «Fue una carrera muy intensa. Nuestro auto funcionaba muy bien en piso húmedo o casi seco. De hecho, hasta era más rápido que Julián Santero, que me pasó muy bien, y venía esperando la carrera. Y el Fluence de ellos se comportaba muy bien con mucha agua en pista. Entonces, cuando todo parecía controlado, se largó a llover».
«A partir de ahí, todo se invirtió. Leo (Pernía) me alcanzó y me pasó con una maniobra súper ajustada. (Damián) Fineschi se me tiró encima, Pernía lo fue a buscar a Santero. Y si él lo pasaba a Santero y Fineschi me superaba a mí, era campeón él. Creo que no pestañeé en ningún momento desde que se largó a llover hasta el final. Fue una definición terrible. Gracias al trabajo que hicimos junto a todo el equipo, sobrevivimos. Estuve tres o cuatro veces a punto de irme afuera, entré con lo justo en eso frenajes. Sentí una adrenalina inexplicable, fue una locura total».
En tanto, el piloto arrecifeño contó cuáles fueron sus sensaciones cuando le bajaron la bandera a cuadros: «Estuve toda la vuelta de honor sin poder reaccionar. Estaba con tanta tensión mental, que tardé un rato en caer. Fue muy difícil. Me emocioné mucho cuando llegué al parque cerrado, donde me abracé con mi mecánico. Me habló de mi papá, y no pude parar de llorar y acordarme de él».
Además, el flamante bicampeón del Súper TC2000 recordó de manera emotiva el trabajo realizado junto con su padre, Alberto Canapino: «Sentí que estaba con él cuando acaricié su firma. Fue un momento muy mágico. Sentí algo muy especial, me acompañó y me ayudó muchísimo. Después busqué a mi hermano, quería darle un beso y un abrazo porque lo hice trabajar mucho. Mi ingeniero era Guillermo Cruzzetti y, cuando falleció mi papá, él pasó a ser director técnico y me quedé sin ingeniero, así que lo puse a mi hermanito a laburar y me ayudó un montón. Estamos viviendo cosas que sé que mi viejo, desde donde esté, debe sentirse feliz y orgulloso».

 

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