Rally Arg.

Cancio, el adiós de un campeón vigente, con pasión intacta

Semanas atrás, el Rally de Entre Ríos marcó el final para la carrera deportiva como piloto a tiempo completo de Alejandro Cancio, quien bajó el telón de una destacada carrera en Rally Argentino. Con dos títulos, múltiples victorias y más de dos décadas de experiencia, el neuquino desplegó un estilo de manejo que deleitó a fanáticos y que en 2023 le permitió retirarse en plena vigencia, con una pasión intacta.

“¡Último gol, gana jaja!”, resumió alegremente Alejandro Cancio al describir la plena forma con la que se retiró como piloto a tiempo completo al concluir el Gran Premio Concordia con la victoria en la última etapa y la última prueba especial.
“Siento que me despedí y me bajé del auto estando súper vigente. Si no fuera por mi trabajo, creo que podría seguir corriendo, porque pasión voy a seguir teniendo siempre”, agregó el neuquino, quien selló su última temporada con el tercer lugar en el certamen, gracias a sus triunfos en el Rally Argentina y la Vuelta de la Manzana.
Llegado el final de su carrera, comenzar a dimensionar el significado y la huella de este fenómeno neuquino que ha dicho adiós requiere que nos remontemos a finales de los años 90. Por aquel entonces, Cancio buscaba adentrarse poco a poco en el rally y daba sus primeros pasos como mecánico, antes de comenzar a recorrer sus primeros kilómetros como navegante de Alejandro Saliva, hasta que llegó el debut al volante.
El gran estreno tuvo a Cancio al volante de un Fiat 128 de la categoría A1 en 1999, como primer paso de una trayectoria que se extendería por más de veinte años. “Fue un auto que me prestó un amigo para un rally de súper primes que se corría por ese entonces y a pesar de un vuelco, terminé segundo”, recordó el neuquino.
Luego, el destino permitió a Cancio ponerse al mando de coches más potentes y tecnológicos. Sus inicios en Rally Argentino Pirelli han sido con un Seat Ibiza N3, antes de su salto a los Subaru y Mitsubishi del Grupo N, con el cual obtuvo el título 2005 de la clase N4 Light. Luego, su trayectoria también lo tuvo al volante de múltiples Maxi Rally, además de coches R3 y R5 / Rally2, con los que ganó la corona RC2A de 2021.
Pero, incluso frente a un catálogo tan vasto de vehículos conducidos, Cancio supo identificar a dos de sus favoritos. “Cada auto que pude manejar fue como un sueño cumplido, porque eran lo máximo a lo que aspiraba en cada uno de esos momentos”.
“El Seat me pareció un auto espectacular de manejar, hasta que empecé a correr con los N4 y fue otro sueño cumplido. Manejarlos también fue algo espectacular. En el medio, las épocas con los Maxi Rally en Argentina y los R3 en Chile me costaron bastante. Por eso, el N4 es uno de los tipos de autos que más he disfrutado de manejar y si tuviera que elegir uno, me quedo con el Mitsubishi Lancer Evo IX”.
“De hecho, en mi primer año dentro de la categoría N4, cuando corría con un Subaru, fui uno de los pocos pilotos que ganó tramos en su primera temporada, no solamente en Plaza Huincul, sino también en Catamarca, a pesar de que había rivales muy buenos en la categoría, como Pablo Dávila, Roberto Sánchez, Gabriel Raies, Gabriel Pozzo, Claudio Menzi, Marcos Ligato o Federico Villagra”.
“Por supuesto que, últimamente, los Rally2 también fueron impresionantes para mí y sinceramente al Skoda Fabia R5 lo disfruté tanto como al Evo IX. Creo que en cada época fui manejando autos mejores y la conducción se disfrutó cada vez más. Pero, el Evo IX y el Skoda fueron los autos que más me permitieron disfrutar del rally”.
Es esta última definición en la que Alejandro Cancio normalmente desea profundizar al reflexionar o recordar su carrera deportiva: el disfrute y la pasión, más allá de los resultados. Asimismo, el neuquino también dejó en claro que la motivación para seguir adelante tuvo un de sus permanentes y firmes pilares de sustento: el aliento y reconocimiento que ha recibido por parte del público en cada una de las competencias.
“He renegado con temporadas en las que tuve muchos abandonos y fueron años muy complicados. Pero, siempre seguí corriendo porque ¡esta es mi pasión! Si un rally tenía tres tramos ¡hacia los tres a fondo! Sé que eso no fue del todo bueno para mí, pero me permitió ganar el reconocimiento de la gente que me esperó al costado del camino para verme pasar ¡Ellos hicieron que todos estos años valieran la pena!”.
“Cuando corrés y ves a la gente al costado del camino, solo con mirarlos ya podés saber si estás yendo más rápido que los demás, o no. Verle las caras de alegría o notar que se acercan al camino para verte, aunque vayas cuarto o quinto, es como tener la medición de un parcial. La reacción de la gente cuando notan que venís al límite es clarísima y te permite saber que cuán rápido estás yendo ¡Eso es buenísimo!”.
“Por eso, más que los números o las estadísticas, me quedo con el reconocimiento que me brinda la gente y de cómo reconocen mi estilo de manejo, que a pesar de ser espectacular, no me trajo muchos accidentes. Quizás, habría estado bueno ganar más campeonatos. Pero, sé por qué no los gané. Creo que me faltó suerte, porque siempre pude estar en la pelea por los puestos importantes con cualquier tipo de auto”.
Pero, llegado este punto, es momento de preguntar: ¿De dónde ha surgido el estilo de manejo “a lo Cancio” que tanto ha cautivado al público? Frente a este interrogante el neuquino dijo: “No estoy seguro. Creo que nació de mirar videos del Grupo B, con todos esos derrapes controlados que se veían por ese entonces”.
“Nunca tuve una inspiración teórica para el manejo, pero naturalmente sentí que tenía que manejar de esa forma y lo disfrutaba ¡Me sentía cómodo yendo así! Incluso a pesar de ese estilo de costado, pude ser rápido y contundente ¡Eso es lo más raro!”.
“De hecho, a algunos navegantes que se subieron a correr por primera vez conmigo les llamaba la atención que yo fuera tanto tiempo de costado. Pero, a pesar de que algunos renegaron para que yo condujera más recto, terminaron disfrutando de ese tipo de manejo conmigo, porque sabían que yo era capaz de ir rápido y seguro, incluso yendo de costado y gastando de más los neumáticos”.
En relación a esta última descripción del neuquino, los navegantes han sido otro pilar clave en su carrera, que inició mayormente con Juan Carbonari en la butaca derecha, antes de que Santiago García tomara un largo relevo por al menos quince años como co-piloto de Cancio. Finalmente, en las últimas dos temporadas, el piloto de PS Sport pasó a tener en Diego Cagnotti otro firme compañero para sus últimas competencias.
“De todos aprendí muchísimo y fui muy amigo. Por eso corrí durante tantos años con los tres y de haber seguido, seguramente habría sido con Diego, por varios años más”, comentó Alejandro Cancio al reseñar el aporte de sus navegantes.
“Cuando empecé a correr, ‘Payo’ Carbonari fue quien me enseñó a caminar en este ambiente del rally. Después, me tocó compartir muchos años con Santi, con un nivel de profesionalismo impresionante. Fui un afortunado de haber podido aprovechar sus mejores años, porque él venía de correr con Omár Yoma y los mejores pilotos”.
“Hasta ese entonces, los dos fueron tan buenos que me hacían más fácil la tarea de correr y diría que los dos fueron prácticamente los mejores en cada una de sus épocas. Pero, con Diego me pasó algo muy parecido. Por eso, creo que pude correr con tres grandes referentes y fue muy bueno que cada uno me haya acompañado en las distintas épocas de mi carrera”.
Pero, si de compañeros se habla, este artículo no puede concluir sin llevar a Alejandro Cancio a reflexionar sobre el inmenso valor y respaldo que ha recibido a lo largo de su carrera por parte de su padre Héctor, más conocido como “Letín”, cuyo nombre quedó inmortalizado en el trofeo que este año otorgó la categoría RC2 Copa.
“Los dos pudimos ser protagonistas de un viaje hermoso en este deporte. Me habría gustado tener a mi papá hasta los cien años, pero soy un agradecido de que juntos hayamos disfrutado de todas las carreras en las que él pudo acompañarme y por suerte, pude ganar la última carrera en la que estuvo conmigo”.
“Mi papá era alguien muy tímido, pero si hay algo que él siempre hacia era saludarme con un beso antes de que yo salga de cada asistencia en las carreras. En ese momento, él no tenía timidez y sin dudas, una de las cosas más lindas era recibir su abrazo cuando yo podía ganar o liderar algún rally. Ese abrazo eterno, de tanto sentimiento, era algo hermoso y más lindo que los resultados”.
“Los dos encontramos en el rally la excusa perfecta para estar más unidos de lo que ya nos tenía el trabajo y la familia. Por eso, cuando él falleció, pasé por épocas muy difíciles, pero seguí corriendo porque sentí que me acompañaba en el auto. Creo que eso hizo que tomar la decisión de retirarme fuera más difícil”.
“Además, como dirigente, fue una persona que dejó una huella mucho más grande que la mía, como piloto. Mi papá hizo tantas cosas por este deporte, que siento que hoy el campeonato está en un gran momento, en gran parte gracias a su esfuerzo”.
Tal como Alejandro Cancio citó anteriormente, su retiro no es un adiós definitivo. Es así como el neuquino ratificó que, mientras su pasión siga intacta, será posible verlo nueva y ocasionalmente al volante de un auto de rally.
“Si mis tiempos me lo permiten, quisiera correr una carrera más. Podría y me encantaría que sea la Vuelta de la Manzana o bien alguna carrera del campeonato regional, porque solo dejé de correr de forma permanente o profesional, pero ¡voy a seguir siendo piloto hasta el último de mis días!”.

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