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Los últimos mates con Jerónimo

Fue en la calle Colombia, casi Edison, el taller de la familia Ugarte, donde se trabaja, se habla y se debate de autos, de recuerdos, y de muchas vivencias.

Hace algunos días, en una de esas mañanas elegidas, y antes del almuerzo, con “Jero”, Martín y Pedro Ugarte, compartimos esos mates de amigos, como en las épocas de estudiantes, disfrutando los momentos lindos que nos da la vida.

Historias de autos, y de carreras. Hablamos de APAC, de la familia, y de los amigos, muchos de ellos que se cultivan, y se hacen en está actividad.  

La felicidad de Lupiano la marcaba sus palabras, vivía con alegría, y  pasión esos fines de semana inolvidables, y era plena su dicha, al tener la compañía de su progenitor. “Me siento feliz que mi viejo me acompañe, y esté conmigo. A él le gustan los autos, más que a mi. Es lo más lindo,  tener a la familia con uno. Por eso esta categoría es tan cálida” decía, mientras Martín Ugarte, hablaba telefónicamente con su amigo Iván Isidro, para invitarlo a compartir el Falcon de Ayacucho, en las próximas Dos Horas de la clase “B”. A Jerónimo, le entusiasmaba esa apuesta, mientras el “Vasco” mayor, sacaba a relucir historias, de las Dos Horas.

Compartir y disfrutar eran sus objetivos, no tenía misterios. La amistad para Lupiano era un culto, y disfrutar a los amigos, un ritual.

Salvó vidas, entregando amor, y afecto. El destino no le dio la última chance. Se fue por una pasión, y nos dejó un paradigma insoslayable. La amistad, era su preciado tesoro, por eso «Jero» ha quedado en el corazón de quienes lo conocieron.

 

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