Hace 32 años se iba «Maneco» Bordeu

Fue uno de los actores relevantes de la década dorada de los carreteros, de una época inolvidable y convocante de la máxima, notable piloto, distinguido y admirado por sus rivales.

El Turismo Carretera le permitió cosechar amigos y compartir momentos. “Conseguí un título, pero jamás me sentí su dueño”, resaltaba más de una vez Juan Manuel Bordeu, quién potenció a la “Coloradita” de Balcarce, un ícono de la folklórica categoría.
«Maneco» compartió sus primeros años en la estancia de la familia (La Peregrina) a pocos kilómetros de Mar del Plata y Balcarce por la ruta 226, luego se trasladó a Buenos Aires donde curso sus estudios primarios y secundarios, para posteriormente hacerlo alternadamente en ambos lugares.
El eximio piloto, hizo famosa la inolvidable coupé Chevrolet, de Balcarce, aquella “coloradita” que hizo vibrar a la ciudad bonaerense, a la zona y al país. Con esa máquina enhebró la mayoría de sus victorias, incluido el Gran Premio del 64, y las nueve competencias del año 66 que le sirvieron para lograr el certamen.

Los primeros tiempos
El 19 de Diciembre de 1954, Juan M. Bordeu, desembarcaba con un Ford de TC, propiedad de Bruno Reynal O Connor, en la Vuelta de Mar del Plata, reservada para No ganadores.
El circuito se denominaba, General San Martin, con 140 kilómetros de recorrido, Mar del Plata, Mar del Sud, Miramar y nuevamente a la ciudad feliz, durante cinco vueltas, totalizando 700 kilómetros. No estaba mal para su debut como piloto, finalizando en el octavo lugar, el ganador resultó el piloto-preparador Juan Carlos Garavaglia.
Antes, en 1952, “Maneco” había acompañado a Jorge Olazábal en una Vuelta de Santa Fé.

Gloria y experiencias
El 3 de Marzo de 1963, día que perdía la vida el múltiple campeón Juan Gálvez, en la Vuelta de Olavarría, hacia debutar a la “coloradita”, motorizada por “Toto” Fangio.
Bordeu tenía un especial respeto hacia los demás, supo llegar a la gloria, pero también debió superar momentos difíciles. Medido, pausado y de rico interior. Nunca se creyó que era grande.
El quíntuple Juan Manuel Fangio, fue un referente en su vida, no por los secretos de la conducción, sino por lo que aprendió del más grande, desde el respecto a la vida, a conocer y ubicarse con la gente, hasta mantener equilibrio en los actos cotidianos.
Sobre Fangio, “Maneco” reflexionaba “Cuando maneja Juan, me da vergüenza creerme corredor. Fangio y Oscar Gálvez, son dos grandes. Dos fueras de serie”.
Uno de sus fuertes desafíos fue correr en el viejo continente y lo hizo en la Fórmula Juniors Europea en 1959, corriendo en Montecarlo y ganando en el emblemático trazado de Monza. También lo hizo en Fórmula 2, y luego participó en la temporada internacional en nuestro país en 1966 y 1967 con un Brabham Cosworth de Fórmula 3, redondeando un loable trabajo en Córdoba el 5 de Febrero de 1967.
En el país, una de sus grandes apuestas, fue la conquista del 42º Gran Premio de Turismo Carretera del año 1964, con cinco etapas sobre casi cuatro mil kilómetros, como también la concreción del campeonato de T.C. del año 1966. En esa temporada lograba nada menos que nueve victorias, Hughes, Buenos Aires, General Pico (La Pampa), Chacabuco, Carlos Casares, Mar del Plata, Olavarría, Junín, y Mercedes, “quebrando” la dinastía de cuatro años de los ases de Olavarría, Dante y Torcuato Emiliozzi.
Después de conseguir la gloria máxima teceista, Bordeu, sostenía sobre el ansiado tributo, “Es una responsabilidad que hay que saber llevar con honor, cuando un título ha estado en poder de los Hnos Emiliozzi”. Siempre creí que hay que estar en cada cosa, en cada momento, y hacer de ese momento el mejor posible, expresiones de un hombre fiel a su estilo. “Necesitaba correr, y corrí, aspiré a ganar y lo conseguí. El automovilismo y el TC, me permitieron ganar muchos amigos, que me hicieron sentir acompañado”.
El día que el hombre llegó a la luna, el balcarceño por adopción, protagonizaba un grave accidente en el circuito de Los Cóndores, que terminó con algunas lesiones en la clavícula y en las costillas.
El 17 de Diciembre de 1972, en Zapala, fue su última carrera a bordo de un Dodge, arribando en el octavo lugar. Siempre y en charla de amigos, recordada a sus acompañantes, responsables de muchas conquistas como Alberto Lozano, y Hugo Sánchez que desde muy joven estaba dedicado a la “histórica colorada”.
En la ciudad de Buenos Aires se iba Juan Manuel Bordeu el 24 de Noviembre de 1990, cuando tenía mucho por entregar al automovilismo argentino, y al deporte nacional.
Uno de los grandes protagonistas de la época dorada de los carreteros, “Puede ser que el vicio de correr me haya robado muchas horas de mi vida”, reflexiones de un hombre integro, medido y de palabras calladas.
Fue un grande, con 21 triunfos en el Turismo Carretera, y a quedado su nombre grabado a fuego, dentro de los exitosos gladiadores de la categoría más popular de los argentinos.

 
* Nota especial del Director de Vértigo Motorsport, Luis Orlando Sanchez

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *